sábado, 2 de abril de 2011

La Política como actividad humana

Por: Débora Paz González Flores


La compleja existencia del hombre y su desarrollo lo ha obligado a incursionar – voluntaria o involuntariamente-en diversas disciplinas. Una de ellas, la filosofía, permitió al hombre apoderarse del concepto de política, y hoy esta política no es ajena a los seres humanos y jamás lo ha sido en ningún momento de nuestra historia. Sin embargo ¿es necesaria la política en la vida del hombre? ¿tiene relevancia este concepto tan maltratado?. Estas interrogantes surgen de la puesta en duda de la política como canal de bien para la sociedad. La política  es un arte tan despreciado, pero tan interesante y apasionante a la vez para muchos, y no por simple capricho de algunos, sino que, por su objetivo y fin para lo cual nace: el bien común. 
La política cumple un rol fundamental dentro de un grupo humano, ya que es ésta la que condiciona el desarrollo humano cada día. En este texto pretendo dar a conocer cual es el rol de de la política, por consiguiente su utilidad para la sociedad, pues para esta última nace la política. 
A raíz de la necesidad del hombre de convivir en sociedad nace este arte que se orienta hacia el buen desarrollo del hombre colectivo, es por ello que no podemos decir que la política es innecesaria como actividad humana, al contrario, es indispensable, más aún en la actualidad cuando el principio original de bien común se está perdiendo y se hace cada vez más individualista. Entonces la obligación de la política hoy radica en restablecer el bien común para todos por igual, ese principio que hemos desvirtuado. 
A lo largo de nuestra historia hemos buscado la manera de adaptarnos al medio en el que estamos inmersos y para ello fue necesaria la organización. Desde la aparición del primer hombre, éste buscó la forma de acomodarse y acomodar los elementos que encontró, se organizó a si mismo y se organizó en grupo cuando descubre la necesidad de vivir en comunidad. Esta organización, que posteriormente evoluciona a un grupo jerarquizado debido a la necesidad de compartir el trabajo y de liderar para para avanzar de forma colectiva, ya era política. Platón, uno de los primeros que se aventura a tratar sobre este sistema, concebía la política como “ práctica en sociedad en busca del bien común”. A pesar de que se excluía de este beneficio a mujeres y esclavos, ya se hace notoria la idea de organizar la interacción de un un grupo de personas. Hoy como habitantes en un mundo globalizados no somos diferentes, nos relacionamos entre sí y de alguna manera buscamos el bien común aunque sea dentro de un grupo reducido como la familia. 
Hoy es común toparnos con el desinterés de la gente por la política y no vacilan en tacharla de sucia, corrupta o turbia, mas, no es justo atribuirle tales características cuando ninguno de los críticos ha puesto énfasis en analizar el noble propósito de este arte de gobernar la vida colectiva. El actuar de los políticos, la política de un país, o un partido político no reflejan la plenitud del concepto. Muchos actores políticos han hecho de la política un medio para lograr sus fines. Es en este punto donde los ciudadanos, y cuando digo ciudadano me refiero a todos aquellos capaces de ser conscientes de la realidad, debemos hacer presentes nuestro derecho a una política pura. Juan de la Borbolla señala: “Quizá lo que no le interese sea esa caricatura de política que han acabo dibujando algunos personajes de la vida pública del país, más preocupados por sus particulares intereses partidistas y por el triunfo de su camarilla, que por lo que auténticamente significa esta palabra fundamental para cualquier sociedad”(1). 
La sociedad globalizada que estamos viviendo ha pervertido el bien común que es por esencia la política. El individualismo que se manifiesta en el cada día del hombre se limita a buscar el beneficio de un grupo reducido de personas como aquellos seres amados que de alguna forma nos hacen más individualistas y egoístas. “ La globalización está siendo alimentada por el desarrollo tecnológico y surte efectos de gran importancia en la economía, pero se proyecta asimismo en las relaciones internacionales, en el medio ambiente, en las relaciones interculturales, las modas o las costumbres”(2). Entonces se impone un nuevo desafío: la necesidad urgente de rescatar los principios iniciales que condicionaron el nacimiento de la política, el bien común , “ la expresión de un bien superior, encarnado en la virtud o la ley” (3).
Para tan compleja misión se requiere de la participación y compromiso de los ciudadanos conscientes de su derecho a vivir la verdadera política. No hay razón para conformarnos con la degeneración que nosotros mismos hemos hecho de este privilegio, así como fue pervertida tenemos el deber de hacerla inmaculada, por más barreras que se presenten e intenten desvirtuarla.
Por otro lado el ser humano nace con una autonomía propia de nuestro género. La política como forma de relacionarse con otros semejantes nos permite compartir ideas, interactuar y manifestar la diversidad ideológica siempre respetando el significado esencial de política. El hombre necesita compartir ideas y empaparse de otras nuevas y la política le entrega la instancia de sentirse representado cuando se hace político, diferenciando la política como tal y el político que se hace actor de la política.
El hombre es por naturaleza un ser sociable y es esta necesidad la que lo obliga apoderarse de la política como forma de vida en grupo, adoptándola desde tiempos primitivos mucho antes de Platón y Aristóteles.
El curso que sigue la política a lo largo de la historia se va distanciando de su principio de origen a medida que los actores van perpetuando sus intereses propios en contraste al bien común que predica la política, lo que provoca la perversión de esta arte de gobernar, enmarcándola como una disciplina sucia y corrupta, imagen adoptada por muchos, fenómeno que impide el desarrollo pleno de la verdadera política. 
Por su parte el gran fenómeno denominado globalización genera un espíritu individualista que atenta contra el bien común y coopera con este estancamiento. Desde este foco de la situación surge el desafío de recuperar la política como concepto original y de tan noble propósito, pues nace para todos los hombres para su integro desarrollo. No podemos desvincularnos de ella pues somos seres llamados a socializar y la política es la forma de vida que permite la interrelación y nos invoca a compartir opiniones e ideas y adquirir otras nuevas, enriqueciéndonos unos a otros. La política nos representa y la llevamos con nosotros cada día aunque no lo notemos, porque la política es la manera de vivir diariamente. 


1.- Juan de la Borbolla, “La importancia de la política en la vida de un pueblo” 
2. Joaquín Almunia, “Globalización y política” 
3.- Manual de ciencias políticas,”La democracia en la antigüedad” pagina 180