miércoles, 23 de noviembre de 2011

Desmedro Cultural en la Juventud Chilena


Por: Daniela Salinas B.
         Hoy en día nuestra cultura cosmopolita en los adolescentes denota menos importancia que en tiempos anteriores. Es un hecho que la aplicación de las nuevas tecnologías ha hecho a la juventud partícipe de una nueva forma de vida alejado de las costumbres y tradiciones representativas de cada nación. Chile en particular es un ejemplo de diversificación de estilos, los cuales se traducen en una pérdida de la identidad que caracteriza al país y que es preocupante porque la mayoría de los jóvenes no se interesa por enmendarlo, prefiriendo seguir modas importadas del resto del mundo. El deterioro cultural está explícito en las tendencias actuales, tales como  la música, lectura  y televisión que prefieren atender, la mayoría proveniente de músicos, autores y directores que buscan adentrar a los jóvenes en el mundo adulto o de ilusionarlos con idealizaciones de la realidad, tratando temas que despiertan su interés tales como sexualidad, experiencias con drogas y hasta con fantasías que los llevan a un mundo ajeno al que viven, como por ejemplo los libros que tratan de criaturas vampirescas y diabólicas; en vez de interesarse por su folclore.
En este ensayo trataré el tema de la pérdida de motivación de los jóvenes con respecto a la cultura, de sus factores y consecuencias que conllevarán al menoscabo de las tradiciones, lo cual debe ser tratado, ya que la cultura forma parte de nosotros y debemos cultivarla.
La cultura está descrita como “todo lo aprendido por medio de la comunicación. Es el conjunto de comportamientos socialmente adquiridos. Por lo tanto, incluye el lenguaje, las costumbres, las normas morales, la ciencia, el arte, la religión y las instituciones sociales como la familia, el mercado y la organización política”1.
Las artes y sus aplicaciones resultan esenciales para la formación de una persona íntegra, dotada de inteligencia y desarrolla las habilidades que nos permiten ser competentes. El rol de la cultura radica en la identidad expresada a través de su incorporación en la vida del individuo, la que fortalece la capacidad de observación y gestión. 

A pesar de que existen muchas actividades culturales de fácil acceso, aún no se ha demostrado una fuerte inclinación de la población juvenil a la asistencia a estas actividades. El teatro, la música y el arte en general, son mecanismos de expresión  de fuerte impacto lo que resulta paradójico debido a que,  actualmente, un pequeño porcentaje de adolescentes está atento a la exposición de dichas artes y está realmente interesado en su ejecución, sintiendo que forma parte de su identidad,  valorizando y priorizando el talento nacional. 
La importancia de la sociedad en el desarrollo cultural del país radica en los hábitos que ésta adquiere a través de los años, los que, hoy en día, se encuentran influenciados tajantemente por un elemento sustancial en el  desarrollo tecnológico que impulsa la adopción de conductas a seguir propias de otros países, provocando la pérdida de identidad cultural  del nuestro: los medios de comunicación. 
 Si bien es cierto, Chile ha recibido influencias culturales a lo largo de su formación como nación, las cuales se han arraigado y forman parte de su idiosincrasia, sin embargo, éstas no se compararan con las que se han ido adjudicando las costumbres de nuestra gente por medio de la televisión o la Internet, las que sólo han contribuido a la mediocridad de la población y al progresivo desinterés manifestado por parte de nuestra juventud. La desmotivación juvenil se acrecienta a medida que evoluciona la tecnología, utilizándola sólo para su comodidad, promoviendo la pereza intelectual, ya que la televisión, en particular, muestra sólo imágenes reales, sin permitir que el receptor utilice su imaginación, desplazando de esta forma el despliegue del pensamiento y llevando a la persona al conformismo, a la idealización y necesidad de adopción de la realidad que se exhibe en este medio. La utilización de los medios de comunicación se ha desvirtuado de cierto modo, ya que, dentro de sus finalidades se encuentra formar y entretener, y si nos percatamos de los programas que muestra nuestra televisión chilena, nos damos cuenta de la pésima calidad de estos, con programas juveniles como “Yingo”, y “Calle 7” que a lo único que conducen es a forjar jóvenes que aspiran a tener una vida fácil, exenta de privacidad, placentera  y llena de atenciones.
La pérdida cultural se manifiesta claramente cuando, en períodos de celebración de fiestas patrias, los adolescentes asisten a las conocidas “fondas disco”  pero no a ser partícipes de las celebraciones tradicionales, sino a  adulterar la verdadera finalidad de este festejo, con música perteneciente a otras culturas y que incentivan al acogimiento de actitudes presentadas por los medios de comunicación. Además se encuentra notoriamente expuesta en las preferencias musicales y literarias, que en su mayoría son escogidas porque se encuentran vigentes y en boga, las que conducen a una existencia alternativa, más activa y atractiva al exponer una realidad ideal que todos anhelan.
La cultura no está exenta de política. Es preocupante la realidad que presenta nuestro país en cuanto a la participación social juvenil. Los jóvenes ya no se interesan por la vida civil y prefieren la exclusión de esta área. Efectivamente los movimientos estudiantiles han contribuido a una mayor participación, pero es necesario aclarar que ésta no ha sido de forma conciente. Muchos estudiantes han optado por adherirse al movimiento sin conocer el fundamento y  sólo por seguir la acción de las masas, lo que está fuertemente evidenciado en las tomas de establecimientos educacionales de manera prolongada y en el vandalismo tras cada manifestación pacífica. Si nos referimos a estudios estadísticos,  éstos presentan alrededor de un 61,3 % de jóvenes entre 18 y 24 años no inscritos en los registros electorales2, datos reunidos en el último censo, los cuales, sin duda, serán mayores de acuerdo al censo del próximo año, por las razones en cuanto a la evolución tecnológica expuestas con anterioridad. Pero eso no es sólo eso lo que nos angustia, según la Organización Iberoamericana de la Juventud (OIJ), Chile posee una de las  más bajas tasas de participación política juvenil  que alcanza un 7% de votantes entre el mismo rango de edad, e incluso se cataloga dentro de las más bajas del planeta. Para solucionar esto, el Congreso ha planteado la inscripción automática, ya que se piensa que lo que desmotiva al joven chileno es el hecho de efectuar trámites, lo cual se encuentra dentro de uno de los factores de la escasa popularidad que tiene la política en la juventud. No obstante, ¿será efectiva esta medida?, la respuesta es no. Lo único que se conseguirá será que los jóvenes no formen parte del sufragio por el simple hecho de que, aquellos que se han inscrito de manera voluntaria, lo han hecho conscientemente y buscan tener voz dentro de la sociedad, porque se escoge de acuerdo al que se considera más capacitado para el cargo y que representa su ideología, mientras que aquel que resultó inscrito por deber no efectuará su voto con pleno uso de su conciencia. Resulta certero que,  al ver tantas noticias acerca de las prácticas que funcionarios públicos asimilan para su provecho personal, muchas personas opten por no tener voto para escoger a sus representantes, porque piensan que todos han ejercido el soborno y que “todos son iguales”, lo cual corresponde una generalización y no a un hecho fidedigno, pero que es comprensible ya que el problema de ello se basa en la vana información  que reúne la persona, porque se limita y satisface con la recepción de un sólo canal informativo, adquiriendo tal punto de vista, no dando cabida al perspectivismo que nos permite discernir y formar nuestra propia cosmovisión, y es en ese momento cuando nos damos cuenta de la importancia de ésta en el camino del joven hacia su adultez. La madurez del joven tiene sus cimientos en educación que este recibe y su desempeño en el mundo debe estar necesariamente relacionado con la cívica, ya que es de vital importancia ser conocedor de sus derechos y deberes para así evitar ser transgredido, hasta por las mismas prácticas corrosivas que puedan ejercer los funcionarios públicos involucrados. Es necesario mencionar que esto se acrecentará por la disminución de las horas de instrucción escolar en la asignatura de historia, siendo que ésta, además de lenguaje y filosofía, resulta de mucha entidad para el desarrollo del adolescente y de su competencia en la vida social. Es de esta manera como abarcamos otro aspecto de lo que se define como cultura: la educación.
La educación es el arma para el cultivo de la virtud, tanto ética como intelectual, que nos permite asimilar comportamientos  que reflejan nuestras normas morales, el conocimiento en diferentes materias y áreas, principalmente en lo contemporáneo a nuestra época y la forma en que lo relacionamos con sucesos pasados, el modo en que nos expresamos, todo aquello que nos sitúa en determinadas posiciones frente la sociedad.   
La solución a lo expuesto en este escrito se encuentra en este último argumento. La enseñanza es lo que conduce al hombre a su incorporación y desarrollo dentro de una agrupación de personas constituyentes de una unidad distintiva y característica de cada pueblo, y es por esta razón que debemos asegurarnos de su aplicación. Por tanto resulta imprescindible que inculquemos y ejerzamos la cercanía a nuestro pueblo, a nuestra historia chilena y valoricemos cada detalle que nos otorga peculiaridad, dejando de lado aquello que nos aleja de nuestras raíces y no realizando un desmesurado uso de la tecnología, porque todos sabemos que es esto lo que nos retiene en una realidad estancada y fingida que no permite elevarnos  para terminar con el menester evolutivo del país.
A lo largo de este documento he analizado diversas concausas que provocan el desmedro cultural imperante en el joven contemporáneo y posibles soluciones ante este problema que, dentro de algunos años, será evidenciado en la involución social del país, porque es así como terminaremos si permitimos que el cercano “futuro de Chile”, aquel que sólo posee un interés particular y en sí mismo, se subordine a lo que los otros rigen, sin responsabilizarse por las consecuencias ni manifestar importancia alguna en los hechos que lo envuelven en la sociedad, disipando parte de su identidad nacional y permitiendo que Chile también lo haga  tras ejecutar el tema hedonista del “Carpe Diem”. 

1.  Extracto de “La cultura Huachaca”, Pablo Huneeus.
2. Datos extraídos del Censo 2002.